Criadillas de Tierra al Natural
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Criadilla de Tierra al Natural (Terfezia arenaria silvestre)
Tarro cristal 370 ml. Peso neto: 340 gr. Peso escurrido: 190 gr.
Turma, Criadilla de Tierra, Patata de Tierra (Terfezia arenaria) Este hongo subterráneo, muy semejante a una patata mediana, llega a medir de 3 a 10 cm de diámetro. La capa externa o peridio, en su fase juvenil es de un color blanco-amarillo, para pasar en la madurez a tonos rojizos y finalmente parduscos, siendo al principio lisa y agrietándose en la vejez. La carne (o gleba) es de tonos crema-rosados presentando una especie de tabiques más claros pero poco pronunciados. Presenta un olor fúngico suave y sabor dulce. . Es primaveral, crece en las dehesas y bosques Extremeños aclarados de encinas y alcornoques principalmente, bajo los que se desarrolla una pequeña planta anual denominada “madre de la criadilla” o “hierba turmera” con la que establece simbiosis micorrícica. Es un hongo que se desarrolla casi por completo bajo el suelo, por lo que resulta difícil su localización y tan sólo los expertos buscadores consiguen buenas recolectas.
Un producto cada vez más valorado por los grandes chefs,que no dejan pasar la oportunidad de incluir esta trufa blanca en sus platos, con los que convencer a los paladares más exigentes..
Una trufa que, aunque todavía hay muchos que no hayan tenido el placer de descubrirla, ya era conocida por griegos y romanos, que comercializaban con esta exquisitez, a la que denominaban “hijas de los truenos” porque, según las crónicas de Plinio, la producción era más abundante cuanto más lluvioso y tormentoso era el otoño. No en vano, a lo largo de la historia, son muchas las creencias que se han producido entorno a la trufa blanca. Desde habérsele atribuido propiedades afrodisíacas hasta haber sido relacionadas con algo oscuro en la Edad Media.
Este hongo forma parte de la tradición culinaria Extremeña que se ha transmitido de padres a hijos, a través de platos tan llamativos como la carrillera con turmas, la tortilla de turmas, el arroz con turmas y, por supuesto, el revuelto de turmas, entre otros muchos platos, que no tienen nada que envidiarle a los grandes chefs de Estrellas Michelín.